Esta amistad se forjó desde hace poco más de dos años en el Centro de Rescate de Animales en peligro de Extinción en Carolina del Sur, lugar al que acude Suryia, un orangután que siempre estaba triste.
Poco tiempo después apareció un perro vagabundo en mal estado por el bosque, que fue acogido en el centro y apodado como Roscoe. A partir de ese momento mientras el animal se recuperaba, Suryia le acompañó en cada momento y dejó olvidada su tristeza para hacerse amigos inseparables.
Según explica el doctor Bhagavan, fundador del instituto, explica que pasan varias horas al día juntos, comparten la comida e incluso le lleva de su correa, además comenta que es un hecho muy raro, porque los perros temen a los primates.
Fuente. www.mascotas.org
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