26 de diciembre de 2012

El temor excesivo a los petardos y truenos


El miedo a los petardos.
 
 
 
El miedo a los petardos
 
 

Por Dr. Rubén Mentzel
El temor excesivo a los petardos y truenos es frecuente en los perros. Este problema afecta tanto a la mascota por el sufrimiento que padece y por el riesgo de que el animal pueda lastimarse a sí mismo al tratar de escapar o esconderse, como a su propietario ya que el perro puede agredirlo cuando su dueño intenta ayudarlo. Además, se puede ocasionar pérdidas materiales en la vivienda.
Para este miedo, no existe una predisposición determinada por la raza, la edad o el sexo de la mascota, simplemente es una fobia producto de una respuesta de temor intensa e injustificada a los ruidos. El animal trata de huir o esconderse, pide protección al dueño, tiembla, pone la cola entre las patas, se agita, a veces gruñe o ladra desde lejos y los ojos parecen agrandarse.
Normalmente cuando el perro escucha por primera vez este tipo de ruidos, se asusta. Si no trae consecuencias mayores, la mascota se acostumbrará e ignorará por completo esos ruidos. Pero si los asocia con experiencias desagradables y siente que no puede escapar a ningún lado o que recibe una excesiva atención del propietario con el fin de calmar al animal, se refuerza el miedo y, con el tiempo, se transforma en una fobia.
Para superar este problema, el dueño debe modificar las conductas de la mascota: por ejemplo, haga estallar un globo pequeño para simular un ruido a petardo y asócielo a un estímulo gratificante.
Con el correr de los días, aumente el volumen de ruido gradualmente hasta lograr que el perro se acostumbre. En casos extremos, es necesario dar medicamentos al animal para que eleve su umbral de tolerancia a los ruidos, pero sólo debe indicarlo un veterinario.

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