La etología y nuestro perro. | |
D. Antonio Pozuelos J. de Cisneros | |
Como sabemos, la Etología es la
ciencia que estudia el comportamiento de los animales en libertad y
las soluciones que estos dan, a los problemas de supervivencia y
reproducción.
La Etología
aplicada es una derivación de la ciencia pura que nos ayuda a
comprender los patrones de conducta de aquellas especies, que en su
pasado fueron libres y ahora, acompañan al Hombre en calidad de
animales domésticos.
Esta ciencia, como todas está basada en el método científico y este, a su vez, en la pregunta obligada, ¿Por qué?.
Si oímos a un
ruiseñor cantar o a un perro ladrar y nos preguntamos; ¿Por qué?,
estamos empezando a pensar como el primer etólogo que descubrió que los
leones matan a los cachorros de los territorios que acaban de ocupar.
Al ser esta conducta chocante, investigó y llegó a la tesis de que solo
buscan elevar su aptitud mediante el infanticidio y eso, es bueno para
ellos.
¿Por qué ladra el perro?. Seguramente encontraremos varias soluciones correctas para esta pregunta.
1.- Ladra, porque desciende de otros que sabían hacerlo.
2.- Ladra, porque han aprendido de sus mayores.
3.- Ladra, porque tienen un aparato fonador que se lo permite.
4.- Ladra, porque lo necesitan para sobrevivir o reproducirse.
Todas estas
respuestas son acertadas pero, las dos últimas son las más adecuadas ya
que las primeras son obvias. Pensamos entonces, que lo más importante
en la vida del perro es sobrevivir y reproducirse. ¡Estamos
en lo cierto!. Pero no creamos que estos afanes son exclusivos de los
perros porque todas las especies (incluida la nuestra), participan de
ellos.
Entonces, la
supervivencia consistirá en llegar al periodo de reproducción ,vivo y
en las mejores condiciones posibles para tener mucha descendencia.
Si el Perro
desciende del Lobo y sigue manifestando casi la totalidad de sus
patrones de conducta, podemos ir desgranando este concepto de
supervivencia pensando en una manada de cánidos en libertad.
Para sobrevivir, el perro necesita en primer lugar lo que se llaman cuidados parentales. Los
otorgan, como es lógico, sus padres y otros miembros de la familia.
Necesita aprender todas aquellas conductas que le lleven a jerarquizarse para no ser expulsado del grupo o agredido por los adultos. Luego tiene que aprender a cazar lo que es igual que aprender a acceder a las fuentes de recurso. Si ha de continuar vivo deberá evitar la depredación y, ya cuando domine estas conductas, deberá ser el más apto en el cortejo para conseguir más cópulas y ser padre, tío y abuelo de más cachorros.
Cuando llegue a la
época de reproducción, el atolondrado perrito que adquirimos un año
antes, se habrá convertido en un ejemplar adulto capaz de
proporcionarnos muchos años de convivencia agradable.
El perro, como
todas las especies que forman grupos estables y duraderos, es muy
gregario y disfruta de la cercanía del Hombre y sus familias y el
concepto de gregarismo nos lleva a la primera pregunta ¿Por qué quiere estar con nosotros?. La respuesta es casi obvia: porque le solucionamos casi todos los problemas de supervivencia y reproducción.
Lo aprendió hace
dieciseismil años y la verdad, es que le ha ido muy bien. A nosotros
también nos ha solucionado muchos problemas que nos afectan hasta en la
propia supervivencia y en la necesidad del gregarismo que también el
Hombre posee.
El Perro siente por
nuestra especie un cariño que no demuestra hacia ninguna otra. Es
capaz de integrarse en nuestras jerarquías de grupo y, si lo
convencemos, nos tomará por líderes y aceptará sin discutir cualquier
orden que le demos por equivocada que sea. Si llegamos a pensar que
este cariño es el único lazo que nos une a esta especie y que nuestro
perrito entiende todas las conductas humanas, caeremos en el
antropomorfismo que sería lo opuesto a considerar tonto a un animal por
el mero hecho de serlo. Llegados a este punto surge la siguiente
pregunta: ¿por qué es más feliz manteniéndose junto a nosotros que abandonado en la calle y a su libre albedrío?.
Los perros libres
(Licaones, Dingos etc..), al igual que los lobos, tienen unas
estructuras jerárquicas de grupo muy estrictas. Son gobernados por un
señor feudal (macho ó hembra Alfa) que otorga beneficios a cambio de
costes. Así, ellos comen más, cazan mejor, sus hijos están mejor
cuidados y copulan con los mejores especímenes de la manda. Los
gobernados no tienen estos privilegios pero comen, están protegidos
contra la depredación y también, en menor grado, tienen descendencia.
Si estos Betas no se revelan contra este sistema es porque les va muy bien con él.
Tanto es así, que cuando un subordinado es derrotado por el dominante y
expulsado de la manada, es inmediatamente depredado. La cooperación en
la caza, la evitación conjunta de la depredación, la cría cooperativa
y otros muchos factores hacen que nuestros perros, descendientes de
estos, sepan muy bien que en el grupo está la fuerza. Y si algún lector se sorprende, pensad que nosotros opinamos lo mismo.
¿Quiere esto decir que yo, propietario de un perro, debo ser el señor feudal y él el siervo?. ¡Rotundamente, sí!. De no ocurrir así, ya se encargará él obligado por su instinto, a otorgarse la categoría de Alfa y a hacernos Betas a nosotros y entonces, empezarán los problemas que iremos viendo poco a poco, y en términos de pregunta a lo largo de estos artículos.
Si estamos
convencidos de que nos debemos investir de la autoridad que ante
nuestro perro ostentamos veamos pues, las atribuciones y los deberes a
los que nos obliga nuestro mandato.
¿Debo entrar por la puerta antes que mi perro?.Por supuesto. ¿Qué soldado lo haría antes que su capitán?.
¿Por qué mi perro gruñe cuando me acerco a su comida?. Porque tú no le has enseñado a alimentarse cuando tu quieras y no cuando quiera él.
¿Le puedo dar unos sopapos para convencerlo de que yo soy el que manda?. Creo
que a todos nos los han dado nuestros padres para enseñarnos modales y
al final aprendimos a respetar al resto de la sociedad en la que
vivimos. Estas preguntas sobre nuestro status y muchas más surgirán en
sucesivos artículos. Las trataremos de contestar encuadradas en el
orden cronológico, es decir, cuando se produzcan en la crianza y
educación de nuestro amigo
Por supuesto el ser líder nos obliga a:
Esto, básicamente, es solucionarle los problemas de supervivencia y reproducción.
Veamos ahora, otros conceptos etológicos que nos ayudarán bastante a entender la conducta de nuestro amigo, su inteligencia y su forma de decidir.
La inteligencia del
perro es cualitativamente igual que la nuestra, es decir, tiene los
mismos patrones inteligentes que nosotros. El problema es que
cuantitativamente, está a muchos millones de años de evolución respecto
a nuestra especie. Así, es capaz de predecir los resultados futuros de
una acción. Si cuando es adulto y está educado, defeca en una zona que
le hemos prohibido, sabe que cuando sea descubierto, será castigado.
También
utiliza los procesos de la memoria de la misma forma que nosotros y
sobre todo tiene una capacidad de aprendizaje súbito o resolución muy
parecida a la nuestra. Esta capacidad es la que le permite solucionar
problemas desconocidos utilizando los datos adquiridos en otro contexto
similar. Pero, por encima de todo, está la humanización a la
que ha sido sometido durante 16.000 años. Esta cualidad no la posee el
Lobo ni ninguno de sus parientes y hace que el perro desarrolle
ciertas habilidades humanas que le hacen superior a ellos en su
evolución como especie. ¿Un perro es capaz de decidir?.
¡Claro que sí!. Si bien no lo hace recopilando tantos datos como
nosotros, sus decisiones son bastante más básicas pero también más
acertadas que las nuestras. Queremos decir que tienen una capacidad de
no equivocarse superior a la humana. ¿Cómo deciden?. Ellos barajan una ecuación muy simple, la relación costes/beneficios.
Realmente todos los animales toman sus decisiones basándose en esta
ecuación. Nosotros los humanos, la sofisticamos buscando un montón de
datos antes de actuar, ellos no. Si al andar, voy pegado a la
pierna de mi dueño, recibiré caricias, si me adelanto sufriré un
molesto o doloroso tirón, luego andaré pegado.
Aparte de esta
capacidad decisoria, tienen algo a su favor respecto al humano, su
nivel de instintos. Nuestra socialización, cultura, creencias o ética,
nos obligan a veces a separarnos en nuestras decisiones de lo que
nuestra biología nos demanda, pero a ellos no.
¿Es verdad que, el bien de la especie está por encima del bien del individuo?.
De ninguna forma. Desde 1976 todos los etólogos, biólogos, psicólogos,
sociobiólogos y antropólogos están de acuerdo en que es el individuo,
con su egoísmo, el que hace que la especie evolucione. Por tanto en la
canina, como no podía ser de otra forma, el perro que mejor vele por
la solución de sus problemas de supervivencia y reproducción, será el
más apto y el que nosotros necesitamos.
Insistimos tanto en
este concepto para que, en los artículos sucesivos, comprendamos el
enfoque desde el que debemos observar al perro. El necesita solucionar sus problemas y nosotros también.
Por último, es
obligado hablar del concepto de dolor (para no herir la susceptibilidad
de algún dueño que no esté de acuerdo en administrarle un sopapo a su
perro en el momento oportuno.)
Decía Dawkin, que
pensar que un perro sufre por estar encerrado es tan burdo como pensar
que un pez debe ahogarse debajo de agua como nos ocurriría a nosotros.
Los perros no sufren por las mismas cosas que nosotros aunque el
concepto de sufrimiento sea igual que el nuestro. Queremos decir que si
le damos un mamporro a un mastín con la fuerza suficiente como para
hacer daño a un hombre, quizás lo que consigamos sea acariciarlo si
este golpe no va unido a una presión emocional que le duela más que el
sopapo. Hay niños a los que la sola mirada del padre les coarta y otros
a los que ni los reformatorios los enderezan. Nos referimos a que los
cánidos ven en el castigo algo que forma parte de su jerarquización y
el dolor que sienten en él vendrá impuesto por su rango de percepción
psicofísica. Si vemos los reportajes sobre los perros libres
observaremos los tremendos mordiscos que Papá Dingo atiza a sus
cachorros si pretenden comer antes que él. Esto si que es un castigo y
no la amable regañera que sufre un perro cuando nos gruñe por
acercarnos a su plato.
Bajo ningún
concepto debemos brutalizar a nuestro amigo pero tampoco le pasará nada
si, en el periodo educacional le recordamos que también a muchos
humanos nos han dado un cachete a tiempo y ahora, somos buenos hombres y
además sus líderes.
Estas breves
nociones de Etología serán la base para ir desgranando, a lo largo de
estos artículos, todos los ¿Por qué? y preguntas que nos formularemos
sobre la conducta de nuestro perro a través de toda su vida.
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27 de abril de 2013
La etología y nuestro perro.
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