6 de septiembre de 2011

DOGO ALEMAN, ALANO, GRAN DANES



Justamente definido como "el Apolo de los perros" (sus orígenes se remontan a cruzamientos entre mastines y galgos), el Dogo, de aspecto imponente, majestuoso y elegante, es uno de los gigantes de Ias razas caninas.

Con una alzada a la cruz de 80 centímetros, un peso que supera los 80 kilos, dotado de buena velocidad, es el guardián ideal para una casa en el campo donde su presencia sólo puede atemorizar a los extraños. Realmente temido como perro de guardería y defensa es al mismo tiempo muy afable con quien le es amigo, resultando algo corriente verlo jugar con los niños.

Una de las características típicas de la raza es la variedad de pelaje que puede ser de diferentes colores: leonado, atigrado, negro, azul, arlequín.

El origen de esta raza se remonta a muchos siglos. Alrededor del 400, algunos países de Europa fueron invadidos por un pueblo asiático que llevo consigo perros molosos como los mastines asiáticos a su vez descendientes del antiguo mastín del Tibet. Estos bárbaros, llamados Alanos -nombre del cual parece provenir una de las denominaciones que recibe esta raza- usaban a estos perros contra los soldados enemigos y también como guardianes de sus campamentos. Eran perros robustos y de gran potencia pero que a su vez carecían de velocidad y de agilidad. Terminadas las correrías del pueblo alano, algunos de estos mastines permanecieron en el norte de Europa. Justamente para darles esa elegancia de que carecía el mastín asiático fueron cruzados con razas de galgos como el Galgo inglés o más verosímilmente el gran Galgo irlandés. Como resultado se obtuvo un perro de gran potencia y al mismo
tiempo bastante veloz que era utilizado no sólo para la guardería y el combate sino también para la caza del oso y del jabalí. En este punto surge una disputa sobre cuál es su verdadero país de origen. Algunos lo presentan como originario de Dinamarca -esto explica el nombre todavía utilizado en ciertos países para esta raza de Danés o Gran Danés- otros, y es la tesis más convincente y la que oficialmente reconoce la Federación Cinológica Internacional, afirman que la raza es alemana señalando a la región de Württemberg, como el lugar donde tuvo su origen.

Aunque se utilizaba, como se decía antes para la caza mayor, esta raza fue criada para la custodia y el cuidado de la casa y las fincas. En efecto, no es difícil contemplar algunos viejos cuadros o grabados donde se reproducen a estos perros fuertemente sujetos con cadenas, montando guardia a la entrada de las casas.

Su aspecto general no ha cambiado mucho en el transcurso de los siglos. Se ha mejorado e incrementado la elegancia, Ia cabeza se ha afinado aunque mantiene el hocico de gran potencia, la unión entre el cuello y el tronco es más larga y noble. De todos modos, esta raza ya entonces como ahora, ha mantenido siempre una potencia y una majestuosidad que no tienen parangón. Por lo tanto, podemos decir con autoridad, que sus características típicas fueron establecidas hace mucho tiempo. Esto sirve una vez más para demostrar y confirmar su antiguo origen. Razas más nuevas y recientes están en continua evolución mientras que el Dogo, en cambio, en su aspecto general, aparte de las diferenciaciones que hemos enumerado más arriba, ha permanecido sustancialmente inalterado.

Su aspecto general no debe dar nunca la impresión de excesiva pesadez o peor aún de torpeza. Cabeza larga y estrecha con hocico macizo y labios densos, mirada fiera en ojos preferiblemente muy oscuros y de tamaño medio; orejas de inserción alta con corte largo y en posición perfectamente erguidas; cuello largo, enjuto y musculoso con una curvatura ligera y elegante; cruz muy alta con línea superior recta y sólida que desciende ligeramente hacia atrás; tronco sólido con tórax bastante desarrollado (caído y profundo) sostenido por extremidades musculosas perfectamente verticales con pies compactos (denominados "pies de gato"); piel tensa y no abundante que le da el justo relieve a la musculatura. Estas son todas las características que debe poseer un buen Dogo.

Su estampa fiera, noble y elegante, se evidencia aún más cuando se desplaza con paso largo y elástico adoptando una actitud altiva y muy particular.

Por lo tanto, es un conjunto de fuerza, potencia, elegancia y ferocidad que hacen de él un perro de gran calidad.

Pelaje. El pelo corto, brillante y bien adherido en todo el cuerpo no tiene necesidad de muchos cuidados y atenciones. Alguna cepillada es suficiente para mantenerlo siempre en perfecta forma. El color del manto puede ser leonado o atigrado y en ambos casos deberá acompañarse de una máscara muy oscura que, sin embargo, no debe superar la línea de los ojos para no oscurecer demasiado la expresión. En el atigrado, las franjas deben estar bien marcadas sin confundirse con el color del fondo que siempre se presenta de un leonado más o menos intenso.

La variedad negra y azul deberán tener un pelo lustroso sin mezclas con pelos claros; el arlequín presenta un pelaje con placas más o menos extendidas de color negro brillante que deben destacarse netamente del fondo siempre de un blanco perfecto.

Adiestramiento. A diferencia de otras razas, utilizadas principalmente para la defensa como el Pastor alemán, el Boxer, el Dobermann etc., el Dogo, como ya hemos dicho, es específicamente empleado para la guardería. Guardería entendida como custodia de la casa y de las personas que en ella viven. Parece evidente que de poco sirve educar primero y adiestrar después al perro, en una escuela especializada, ya que tanto la educación  como el adiestramiento sean impartidos por su propietario. Entonces es preciso comenzar haciéndole conocer la propiedad que después tendrá que custodiar, entendiendo por ello casa y jardín y manteniéndolo tanto en las habitaciones como en el exterior. es conveniente evitar, sobre todo fuera de la casa, especialmente en la calle, que todos lo acaricien ya que el perro debe sentir principalmente el afecto del propietario y de su familia. También muy importante resulta hacerle comprender que una persona que está en la casa, conjuntamente con el amo, es una persona amiga y que por lo tanto debe ser tratada como tal. Como pertenece a una raza particularmente inteligente no resulta para nada difícil enseñarle estas cosas.

Sin embargo, a lo que debe tender especialmente la educación del Dogo, es a no convertirlo en una fiera. La desenfrenada e irracional ferocidad que a veces vemos en algunos Dogos es sólo el fruto de una inadecuada educación por parte de desconsiderados que quieren el perro "malo a cualquier precio". Todos los perros, y por supuesto también el Dogo, más allá de las características naturales que presentan desde el nacimiento, asimilan una serie de nociones impartidas por el hombre, ya que no existen perros que nazcan feroces y mordedores. Se convierten en tales por malos tratos o educación irracional durante la cual no logran comprender qué es lo que deben y no deben hacer. Estos casos, eventuales actos de ferocidad y violencia, no son ciertamente imputables al animal sino a su amo.

El Dogo necesita grandes espacios para moverse; el tenerlo en lugares estrechos o peor aún, atados con cadena, modifica sustancialmente su carácter haciéndolo exageradamente malo y feroz. Si por el contrario tiene la posibilidad de efectuar grandes desplazamientos y largos paseos, mantendrá un equilibrio de carácter que no causará preocupaciones. Por lo tanto, en la elección de un cachorro será preciso conocer a sus padres ya que los caracteres hereditarios se trasmiten a los hijos a través de los cromosomas, tal como sucede en el género humano.

Extremadamente dócil con los propietarios, adultos o niños, es en cambio receloso y esquivo hacia los extraños sin llegar a mostrarse nunca excesivamente feroz o agresivo .

En notable contraste con su potencia, se halla la delicadeza que el Dogo tiene hacia los niños de los cuales se hace amigo inmediatamente. En su función de custodia del amo, de su familia y de su propiedad, el Dogo, si es necesario, se vuelve agresivo pero sin ferocidad inútil.

Por sus características de docilidad unidas a una gran firmeza, está obteniendo una aceptación cada vez más amplia en todos los continentes. En los países donde es muy conocido, es criado con cuidado y pericia y su selección se efectúa no sólo bajo el aspecto estético sino también y fundamentalmente, por el equilibrio de su carácter que hacen de él un perro muy seguro.

Altura y peso. Alzada a la cruz: de 76 a 80 cm. para los machos y de 70 a 75 crn. para las hembras. Peso para ambos, de 48 a 60 kg.

Cabeza. Alargada y estrecha con escotadura naso frontal bien acentuada. Trufa negra salvo en el Dogo arlequín donde puede ser a manchas o encarnada. Hocico muy fuerte, cortado verticalmente con labios rotundos y el perfil anterior que forma un ángulo recto con la punta de la trufa.

Ojos. Semicaídos, de tamaño medio, redondos, oscuros, con expresión viva e inteligente y largas cejas.

Orejas. De inserción alta, bien rectas cortadas en punta.

Cuello. De inserción alta, largo, enjuto, musculoso, con piel bien adherida, sin papada.

Extremidades. Hombros largos y oblicuos, muslos anchos y musculosos, piernas fuertes y rectas como los corvejones, pies redondos con uñas negras .

Cuerpo. Tórax de buena amplitud con una caja torácica desarrollada que desciende anteriormente tanto, como para superar las articulaciones de los codos. La cruz marca el punto más alto del dorso, corto y robusto. Grupa robusta, ligeramente hundida que forma una línea continua con la raíz de la cola. Vientre levantado en la parte posterior.

Cola. De longitud media alcanza y sobrepasa apenas la punta del corvejón el extremo. En posición de reposo cuelga recta, en excitación o en movimiento se curva ligeramente y se levanta.

Pelaje. Muy corto y apretado, adherente y lustroso En cuanto al color los dogos se dividen en cinco grupos: 1 - Dogos atigrados. Color del fondo amarillo oro con franjas transversales negras muy evidentes y continuas. 2 - Dogos leonados. Diversas tonalidades del amarillo oro con la parte inferior del hocico, negra. 3 - Dogos azules. Color azul acero puro sin reflejos amarillos ni negros. Estos Dogos pueden tener los ojos claros y alguna mancha blanca sobre el dorso. 4 - Dogos negros. Color negro laca brillante. 5 - Dogos con capa blanca-negra o Dogos arlequines. Color del fondo blanco con manchas negras intensas de contorno irregular.

DESTETE. El dogo, pertenece a una de las razas de crecimiento rápido por lo cual, las exigencias alimenticias deben ser respetadas de manera precisa para no incurrir en problemas a veces irreversibles. En la primera fase del destete, al final del primer mes, los cachorros serán alimentados con productos fácilmente digeribles, de óptima calidad como queso suave, huevos, aceite de maíz mezclado con leche artificial o leche vacuna diluida en agua. A medida que pasan los días, la dieta deberá integrarse con pequeños trozos de carne fresca mezclada con arroz cocido, copos de patatas, avena u otros cereales que se encuentran en el comercio. Es interesante recordar que el dogo de sesenta días pesa casi veinte veces más de lo que pesaba al nacer.

NECESIDADES ENERGETICAS. En la fase de crecimiento, las necesidades energéticas decrecen a medida que el peso aumenta, según la siguiente tabla:

menos de 2,5 kg.                         230 kcal. por kg. de peso vivo
de 2,5 a 4,5 kg.                            190 kcal. por kg. de peso vivo
de 4,5 a 7 kg.                               160 kcal. por kg. de peso vivo
de 7 a 14 kg.                                145 kcal. por kg. de peso vivo
más de 14 kg. (fase adulta)         136 kcal. por kg. de peso vivo

Se pondrá particular atención en lo relativo a la aportación vitamínica que deberá ser equilibrada ya que tanto su carencia como su exceso pueden ser causa de graves anomalías. Se aconseja un complemento mineral por kg. de peso vivo al día en la fase de crecimiento de la manera siguiente: calcio 0,528 gr., fósforo 0,44 gr., potasio 0,44 gr., cloruro de sodio 0,5 gr. Las necesidades vitamínicas por kg. de peso vivo al día, siempre en la fase de crecimiento, son las siguientes: vitamina A 200 U.I., vitamina D 20 U.I., vitamina E 2,2 U.l., vitamina B2. 0,088 mg., vitamina B6 0,044 mg., Colina 66 mg.

LOS PRIMEROS MESES. En esta raza, los fenómenos de raquitismo son más evidentes que en otras y se ponen de manifiesto con hinchazón en los carpos, rosario raquítico, corvejones juntos y aplomos incorrectos y son tales como para hacer necesario el suministro forzado de calcio y vitamina D, cuya cantidad y tiempo de aplicación deberán ser establecidos por el médico veterinario. Una cosa realmente útil es darle al cachorro la posibilidad de permanecer al aire libre, en contacto con el sol ya que a través de la piel y por la acción de los rayos ultravioletas, se lleva a cabo la sintetización de la vitamina D2, o calciferol, fundamental para la formación de los huesos.

Durante este período (precisamente entre los 50 y 90 días de vida) se realiza el corte de las orejas si el dueño lo cree necesario para la estética del perro (a este propósito existen opiniones opuestas entre los cinófilos).

MALFORMACIONES FRECUENTES. Como muchos otros perros de gran tamaño que tienen la costumbre de apoyarse y frotarse contra superficies ásperas (pavimentos de hormigón, esteras, etc.), también el Dogo está expuesto a que se le formen callosidades en el codo, en la superficie exterior de los dedos o sobre las patas. Estas callosidades, pueden presentarse a veces en forma leve aunque otras, extremadamente gruesas, tanto como para impedirle al perro moverse normalmente. Se aconseja por lo tanto, una perrera con piso acolchado.

5 de septiembre de 2011

Fauces contra fauces


ASÍ SON LAS PELEAS DE PERROS
Corría el año 2000 cuando me planteé como reto hacer un reportaje sobre peleas de perros. Era uno de esos temas cuyo conocimiento me apasionaba alcanzar por lo que tenía de salvaje, de atávico, de oculto y, por qué no, también de arriesgado.
No me resultó fácil llegar hasta personas pertenecientes a este submundo, cómo es fácil de imaginar. Hube de pasarme algunas semanas recorriendo barrios marginales y tratando de ganarme la confianza de los vecinos menos recomendables, pues quienes se dedican a este tipo de actividades ilícitas –las peleas de perros y las correspondientes apuestas– en no pocas veces tienen vinculación con otras prácticas delictivas, como el tráfico de estupefacientes. De hecho, las pautas de seguridad que se suelen seguir son muy similares en unos y otros casos.
El resultado de aquella investigación se publicó en julio del 2000 en la revista XL El Semanal, que se distribuye con todos los periódicos del Grupo Vocento, y causó una gran conmoción en algunos ámbitos, como los de las asociaciones protectoras de animales.
Yo estoy especialmente satisfecho del reportaje, pues era –creo– la primera vez que un periodista español se introducía de tal forma en este mundo y, a día de hoy, considero que no se ha vuelto a hacer algo similar en nuestro país.
A modo de advertencia para las personas especialmente sensibles con el sufrimiento de los animales diré simplemente que no es un reportaje agradable.
Un abrazo, y gracias a todos.
(El perro atigrado es ‘Bull’, en uno de sus combates, del que salió vencedor).
‘BULL’, EL PERRO ASESINO
http://blogs.laverdad.es/blackblog/files/PERROS3.jpg«Un pitbull muerde con los huevos». Rafael –el nombre es supuesto– no ha olvidado el día en que escuchó por primera vez esa sentencia. Fue hace una decena larga de años. Una personalidad proclive a la violencia, una cierta afición a las apuestas y la compañía habitual de sujetos escasamente recomendables le habían conducido a iniciarse en las peleas de perros. Era un novato, un ‘patas’ que comenzaba a aventurarse en un mundo sórdido y brutal donde no existe la razón, sino el instinto en su estado más puro, y no se conocen otras leyes que el valor, la fuerza, el dolor, la sangre y la victoria. O la derrota. y con ella, muchas veces, la muerte.
Rafael era un novato, pero tenía un buen perro. Una bestia de sesenta kilos, cruce de mastín y bóxer, capaz de partirle el cuello al tipo más bragado a una orden de su dueño. Y lo había probado con éxito en un par de combates con otros perros en poblados de chabolas de cercanas localidades. En unos minutos tendría una buena oportunidad de seguir acrecentando su fama en la comarca. Tocaba pelea, el ‘ring’ estaba montado y dispuestos para acoger la riña y el rival ya sacaba su perro del maletero del coche. Pero a Rafael no le gustó lo que vio. «Guarda ese chucho ahora mismo, o te empiezo a dar de hostias». No había doble sentido en sus palabras. Decenas de contactos y llamadas clandestinas, citas en aparcamientos públicos, unos preparativos y unas precauciones propias de un intercambio de cocaína…, y todo se iba al garete por un payaso que había tenido la ocurrencia de presentarse al encuentro con un animal que no levantaba dos palmos del suelo y que, pese a ser robusto, ni de lejos alcanzaba los veinte kilos. Tres veces menos que su ‘Felipe’. Cierto que el bicho tenía una cabeza como un ladrillo y unos músculos maxilares tremendamente abultados, que le daban la apariencia de estar masticando dos pelotas de tenis. Además tenía algo en la mirada… Pero no, aquello era ridículo. «Guarda el chucho, que te ‘ahostio’. Y vamonos, que ya sólo falta que llegue la pasma».
«El perro es bueno –le respondió–. y se lo echo al tuyo sin que haya apuesta». La media sonrisa y la suficiencia con las que aquel tipo acompañó la frase colmaron la paciencia de Rafael, que liberó a su perro sin aguardar la preceptiva señal del árbitro. La pelea duró dos minutos. Tiempo suficiente para que el mastín le arrancase de un bocado medio hocico al otro animal; tiempo suficiente para que el chucho se liberase de esos colmillos y, con una furia ciega, lanzase sus fauces contra el pecho y el cuello de ‘Felipe’; tiempo suficiente para que hiciese presa y comenzase a triturar huesos, músculos, vasos, tendones y nervios con metódica pero implacable determinación; tiempo suficiente para ver el terror escrito en los ojos del gigantesco can; tiempo suficiente para comprender que ahí delante había un animal único e invencible porque no conocía el dolor ni el miedo… «Tu perro muerde con la boca. Mi pitbull muerde con los huevos». Ese día Rafael perdió una pelea, pero aprendió una lección que desde entonces aplicaría a las riñas de perros y a su propia vida. A la hora de morder, de golpear o de matar, pesan siempre más dos huevos que dos mandíbulas, dos puños o dos pistolas.
Hoy forma parte de la élite, de un ‘selecto’ club constituido por ocho o diez individuos, no más de una docena –algún conocido empresario, un par de traficantes de heroína, un picapleitos, un funcionario….– que controla el mundo de los combates ilegales de perros en España. «Peleas de verdad hay muy pocas –advierte Rafael–; no más de dos o tres cada año. Otra cosa es que unos desgraciados, de repente, cojan dos perros de mierda y los pongan a darse cuatro mordiscos. De ésos hay muchos. Pero una pelea como Dios manda…, de ésas hay bien pocas».

Para tener una pelea de verdad hay que tener dos perros de verdad. Dos ‘champions’, en el argot. Dos asesinos. Y no es fácil convertir en asesino a un perro noble, amante de los niños y fiel hasta dar la vida cien veces por su amo, como lo es cualquier pitbull. No es fácil por más que el animal lleve inscrito en su código genético un odio atávico e irrefrenable hacia los otros perros, por más que posea una mandíbula inconcebible, por más que tenga una potencia muscular incomparable… Para lograrlo hay que ser más animal que el propio perro. Y Rafael lo es. Y tiene un método infalible. Y es capaz de aplicarlo porque carece de escrúpulos.
«Yo le llamo –explica– la prueba de la supervivencia. Es sencillo. Consiste en atar al animal al aire libre, a pleno sol, sin comida ni agua, durante siete u ocho días. Si vive, si después de todo eso aún quiere vivir, será capaz de todo. Matará por vivir». No habla en balde. Lo ha visto. Lo ha visto hacer a su perro, a ‘Bull’, el mismo que acabaría convirtiéndose en campeón, cuando después de cinco días amarrado a una cadena, hambriento, deshidratado, exhausto, todavía tuvo cojones para abrir unos eslabones gruesos como un dedo humano, lanzarse como un diablo contra un pastor belga y destrozarle el cuello en pocos segundos. «Cuando llegué a casa, le había devorado la cabeza», rememora. ‘Bull’, tendido patas arriba, saciado de sangre, ronroneaba como un gato.
Una vez sometido a la prueba, con no más de un año, llega el momento de conocer cuánto de bueno hay en sus genes. «El pitbull auténtica nunca huye. Si lo hace, si se achanta, es que no es puro, no tiene buena sangre. Y es mejor dejarlo, venderlo.». La primera ‘topa’ da la medida de su raza. No es mucho más que un contacto entre dos perros jóvenes, que son separados antes de que lleguen a herirse gravemente, en cuanto han dejado constancia de su fiereza y de su ciega disposición a matar al oponente. «Eso es lo que alguna vez se ha visto en televisión: alguna topa de dos perrillos. No hay ni sangre. Y a eso le llaman pelea y lo presentan como una barbaridad. Muy poca gente ha visto una pelea de verdad», comenta, entre risas, Rafael. Y es que de las peleas de verdad no se suele tomar imágenes. Y si se toman alguna vez, son destruidas de forma inmediata. Y si no se destruyen, jamás salen a la luz. Jamás. Hasta que un día salen.
En el submundo de las peleas de perros todos se conocen entre sí. Y las noticias vuelan. Los resultados de los combates se conocen en horas y la fama de un buen perro, que haya convertido a un ‘champion’ en sanguinolenta pulpa, corre como la pólvora. No tardará en surgir quien rete a su dueño desde cualquier parte de España. A veces desde Alemania o Bélgica. La pelea será fijada con las máximas garantías de seguridad y siempre con varios meses de antelación. Meses en los que el animal será sometido a un entrenamiento propio de un gladiador. Pues no en otra cosa se ha convertido ya el perro. Llevará una dieta muy nutritiva, a base de arroz blanco con verduras hervidas y pienso de alto poder energético, y cada día se le arrojará a una piscina hasta que sea incapaz de dar una patada más al agua para mantenerse a flote. O forzado a correr tras una moto a lo largo de diez o quince kilómetros. «Yo les ato además al hocico una pieza de hierro de seis kilos, para que tengan que ir haciendo fuerza con el cuello y no den con el morro en el suelo. Se les pone el pescuezo como el de un toro».
Para aumentar la ya descomunal potencia de los maxilares, se les obligará a morder un neumático de coche, previamente atado a una viga o a la rama de un árbol, y se les dejará colgados durante doce o quince minutos. Aunque el método es sobradamente conocido en ese mundo, Rafael le añade el elemento diferencial, su firma: «Cojo una vara de olivo y lo hincho a palos mientras está colgado de la boca. No se suelta; al revés. Sólo se retuerce con más rabia y muerde con más fuerza».
El resultado de tales torturas sólo puede ser uno. Constituye un hecho científicamente probado que detrás de no pocos agresores sexuales, de hombres que han hecho de la violencia su principal argumento o su forma de vida, se oculta una infancia repleta de abusos, palizas, incomprensión y vejaciones. Nada muy diferente se esconde tras un perro asesino. Sólo un amo despiadado. Y ‘Bull’ es un perro asesino. Como lo fue ‘Fly’. O la perra ‘Aluja’, que se hartó de partir patas en los rings. O ‘Red’, el can murciano al que la gloria no le duró muchos meses. O ‘Guoyacá’, uno de los primeros pitbulls del circuito, al que un adinerado hombre de negocios se trajo de Estados Unidos, hace una década, y que fue dejando un rastro de sangre es desiguales peleas por el sureste español. O ‘Dólar’, que se ganó el apelativo cuando propició en Bélgica que su amo se embolsase un millón en billetes con el rostro impreso del bueno de Abraham Lincoln. O ‘Chicago’, comprado en M´México, que ganó tres peleas de máximo nivel en España antes de quedar convertido en un despojo entre las mandíbulas de ‘Bull’, el protagonista de nuestra historia. O ‘Bimbo’, un perro sin rival, sin comparación posible, el único al que jamás se le fue un rival vivo.
«Era impresionante –recuerda Rafael–. Se lanzaba al pecho y destrozaba las costillas, los pulmones, el corazón…». Hace tiempo que no se sabe de él. Pero España está llena de hijos de ‘Bimbo’ y de dueños irresponsables y cruentos dispuestos a convertirlos en lo mismo que fue su progenitor. Y a curarlos y alimentarlos mientras el ring no dicte sentencia condenatoria. Cuando eso ocurre, unos pocos son sacrificados. «Pero lo normal es que sean vendidos. ¿A quién? A gente que tiene ganas de tener un perro con apariencia de fiero y que no sabe a qué se le ha dedicado hasta ese momento. Claro, je, je, un día se les escapa y se come a otro perro».

LA HORA DE LA VERDAD
Una riña de perros está regida por unas normas tremendamente rígidas y de obligado cumplimiento. Acordada la fecha del combate, se designa un árbitro, que recibe del dueño de cada contendiente una señal a cuenta, que rara vez supera las 50.000 pesetas (300 euros). Después se elige la ciudad en la que se celebrará la pelea –siempre el lugar en el que reside uno de los apostantes– y se prepara con las máximas precauciones el emplazamiento del ring: una nave industrial, una finca rústica… El ring es una especie de cuadrilátero de unos 16 metros cuadrados, delimitado por paredes de madera y con el suelo de cemento o moqueta.
«Sólo una persona sabe dónde se celebrará el combate –explica Rafael–. Lo más habitual es fijar una cita en un parking y que todos sigan en coche al organizador. De esa forma se evitan posibles filtraciones».
El primer acto consiste en pesar a los perros, porque en estos combates ‘oficiales’ no puede haber una diferencia de más de 300 gramos entre ellos. Si uno de los canes se excede del peso inicialmente fijado, su dueño pierde la pelea y el dinero entregado a cuenta. Si no hay contratiempos, se fijan las apuestas, que han llegado a alcanzar sumas multimillonarias, y perros, amos y árbitro se introducen en el ring.
A la voz del juez, los animales son liberados y se abalanzan uno contra el otro como dos locomotoras. El primer impacto es brutal. Los canes ruedan por el suelo con las mandíbulas entrecruzadas mientras pequeños hilillos de sangre que brotan de sus fauces tiñen de púrpura el suelo del cuadrilátero.
Se escuchan los gritos de aliento de los dueños, pero estremece comprobar cómo los perros cómo éstos se atacan con una fiereza sorda. No ladran, no gruñen, jamás aúllan de dolor. Muerden, machacan, destruyen, trituran en silencio, sin permitirse el menor gasto de energía que no vaya dirigido a herir al adversario. A matarlo. El único sonido perceptible es el resuello de sus gargantas.
Las peleas no son rápidas. Nunca lo son. Pasan los minutos, las presas se eternizan, el suelo se va trasformando en una resbaladiza superficie cubierta de sangre, sudor y babas; el hocico, las orejas, la lengua, los belfos y el cuello de los canes van adquiriendo la textura y el color de una hamburguesa, y la lucha no cesa.
De cuando en cuando, uno de los dueños se aproxima a la boca de su bestia y le sopla con fuerza, en un vano intento de oxigenarla. «Con dos animales bien entrenados, lo normal es que las peleas superen la hora de duración». Cuando el árbitro percibe algún síntoma de debilidad en uno de los perros, o interpreta que está rehuyendo la pelea, da la orden de parar. Los animales, como púgiles ensangrentados, son separados con ayuda de unas largas estacas de madera o ‘cuñas’, que les son introducidas en la boca para que suelten la presa, y conducidos hasta un rincón, donde se les refresca rápidamente con una esponja empapada en agua.
Después se le vuelve a encarar y si aquél suya disposición a pelear ha sido puesta en entredicho ataca, la pelea se reanuda. Este ritual se llama raya o ‘scruff’ –en el mundo de las peleas suelen pronunciarlo ‘scrach’–, expresión que parece proceder del inglés ‘by de scruff’: ‘por el pescuezo’, que es como se sujeta a los animales.
El combate finaliza cuando uno de los perros renuncia a atacar o, menos usual, con su muerte en el ring. Sea cual sea el desenlace, los dos canes quedan como un guiñapo. Y es que cualquiera de estos animales se dejará convertir antes en picadillo que rehuirá la pelea. 

Ricardo Fernández | Miércoles, 9 de abril de 2008 

BOXER



De tamaño mediano y cuerpo corto, compacto y sólido, con una musculatura a flor de piel, con un hocico muy característico, corto, fuerte y cuadrado y con ojos que podíamos definir humanos: éste es el Boxer, verdadero atleta entre las razas caninas con un aspecto que puede infundir miedo pero, en agradable contraste con éste, dotado de un carácter muy dulce y eternamente joven. Un perro de absoluta confianza, de gran equilibrio que se encariña mucho con los niños con los cuales juega afablemente, convirtiéndose al mismo tiempo, en su implacable defensor.

Raza relativamente joven, su crianza con estrictos criterios de selección tanto bajo el aspecto morfológico como el de los caracteres, se remonta a finales del siglo pasado. Fue un grupo de criadores de Munich que, alrededor de 1850, creó esta raza cruzando al entonces feroz Bullenbeiser alemán con el Bulldog inglés. El resultado que se obtuvo fue un perro compacto y sólido que mantuvo la característica principal del Bulldog es decir, un hocico ancho y fuerte y una mandíbula prognata donde la parte inferior sobrepasa a la superior.

Prosiguiendo con la selección, se trató de eliminar algunos inconvenientes como la constitución demasiado pesada o el exceso de blanco en la librea. En efecto, los primeros ejemplares eran blancos con manchas leonadas o atigradas más o menos extensas. La primera hembra Boxer inscrita en el libro alemán de los orígenes, era casi totalmente blanca. En 1895 un primer Boxer participa en una exposición canina suscitando interés y consideración. Lo que sigue es historia reciente y bien puede decirse que pocas otras razas creadas por el hombre han tenido más éxito que el Boxer que, en menos de un siglo, se ha extendido por todos los continentes con una aceptación cada vez mayor. Hoy conjuntamente con el Dobermann, es la raza de defensa más difundida en todo mundo y tal vez los propios alemanes que lo crearon serían los primeros en asombrarse.

El Boxer es un perro de tamaño mediano, corto y recogido tanto, como para poder ser inscrito en un cuadrado, con osamenta robusta y musculatura excepcionalmente desarrollada. Pero la característica principal del Boxer es la cabeza con un cráneo bien estrecho, stop bien marcado, ejes cráneo-faciales perfectamente convergentes y hocico fuerte y cuadrado, con una mandíbula bien ancha cuya parte inferior supera un poco -y de ahí el prognatismo- a la superior.

Se lo mire por donde se lo mire el hocico debe parecer un dado, es decir, debe ser corto, ancho y profundo con un mentón bien marcado y un labio, con una leve curvatura, que cubre la potente dentadura. Las orejas de inserción alta son cortadas no sólo por razones estéticas sino también funcionales (no olvidemos que el corte sirve para aumentar notablemente la función auditiva del animal).

El cuello largo, potente, musculoso y carente de papada, el tórax bien desarrollado, la línea superior muy sólida, las extremidades bien verticales, lo convierten en un perro de extraordinaria potencia y agilidad, una verdadera obra de arte creada por el hombre. La piel bien tensa y fina pone de relieve una musculatura muy marcada, como para hacer creer que su nombre "Boxer" deriva del de los atletas que practican el "noble arte" del boxeo (sin embargo ésta es sólo una hipótesis porque, como la de muchas otras razas caninas, también la etimología del nombre de ésta, resulta por lo menos incierta).

Su librea con pelo corto, brillante y de textura vítrea, uniforme en todo el cuerpo, puede ser de color leonado o atigrado, lisa o con manchas blancas que sin embargo no pueden cubrir más de un tercio de la superficie total. Tanto en el leonado como en el atigrado, deberá existir una hermosa máscara de color negro brillante sobre el hocico que de todos modos no puede sobrepasar la altura de los ojos porque causaría un excesivo oscurecimiento de la expresión que debe ser franca y leal. Los ojos serán lo más oscuros posible, de forma redondeada, exactamente distanciados entre sí y con las comisuras palpebrales bien pigmentadas. Es posible decir, con respecto a esta raza, que el Boxer es hermoso o no es un Boxer, debido a sus típicas características tanto de la cabeza como del cuerpo.

Adiestramiento. El adiestramiento de esta raza debe realizarse con extrema delicadeza y paciencia, casi como si fuera un juego. Sin embargo, una vez que ha aprendido las diversas nociones, podemos estar seguros de que difícilmente serán olvidadas. La demostración de ello es que un número cada vez mayor de Boxers obtiene, en la actualidad, los mejores resultados en pruebas de trabajo para las razas de defensa. Los ejercicios de obediencia, defensa y de ataque, imágenes de cuales pueden observarse en las páginas precedentes, deben enseñarse gradualmente, comenzando por los más simples alrededor del 9º ó 10º mes, para llegar a los complicados cuando el perro ya es adulto. Adiestrado de este modo, nuestro amigo será una seguridad para el propio amo y su familia durante el resto de su vida. Por estas características también es utilizado en algunos países por la policía e incluso como guía para los ciegos compitiendo, en esta función, con el más conocido y difundido Pastor alemán.

En casi toda Europa la cría de esta raza ha adquirido niveles similares al de los criadores alemanes, creadores y vigilantes celosos del Boxer, tanto en lo relativo a sus cualidades estéticas como psíquicas.

Esta frase, dicha por un célebre estudioso de esta espléndida raza, encierra en sí misma todo lo mejor que puede decirse del Boxer, de carácter jovial, afable, cariñoso con los niños pero que, si es preciso, sabe ser decidido y justamente feroz. Estas características las mantiene a lo largo de toda su vida. Es un perro relativamente tranquilo, que se adapta a vivir tanto en el jardín como en el interior de la casa. Casi nunca ladra inútilmente: si lo hace, quiere decir que tiene un buen motivo para ello. Fundamentalmente limpio, se necesita muy poco para mantenerlo con el pelo siempre brillante. Llevarlo de paseo con la correa será para él una verdadera fiesta y, si adquiere esa costumbre, es preciso sacarlo siempre.

Por su carácter dócil y al mismo tiempo decidido, por lo relativamente fácil que resulta su adiestramiento y, por sus cualidades innatas, es considerado como uno de los mejores perros de defensa, obteniendo, cada vez más, una mayor aceptación y éxitos.

Quien ha tenido un Boxer, difícilmente podrá adaptarse a poseer otro perro, debido a que sus cualidades son "únicas".

Altura y peso. Alzada a la cruz: 56/60 cm. para los machos, 54/58 cm. para las hembras. Peso: sobre los 28 kg. las hembras y más de 30 kg. los machos con una altura máxima aproximada de 60 cm.

Cabeza. Bien proporcionada con el hocico cuadrado y la nariz larga y negra, vuelta un poco hacia arriba Mandíbula inferior saliente (prognatismo), labio superior grueso e hinchado, sostenido por los caninos de aquélla. Dentadura fuerte y sana con caninos muy distantes entre sí. Escotadura naso-frontal netamente marcada. Cráneo de forma algo redondeada y con una longitud igual al doble de la caña nasal.

Ojos. De color marrón oscuro, ni demasiado pequeños o salientes, ni hundidos, rodeados de oscuro.

Orejas. De inserción alta. cortadas en punta, discretamente largas y perfectamente rectas.

Cuello. Redondo de longitud justa, fuerte y musculoso, sin papada.

Extremidades. Extremidades anteriores rectas y bien paralelas, con hombros largos y adherentes. Brazo largo y en ángulo recto con el hombro. Antebrazo vertical, largo y de fuerte musculatura. Carpo corto, bien marcado pero no hinchado. Metacarpo corto, ligeramente oblicuo, casi perpendicular al suelo. Muslos anchos y curvados con musculatura muy desarrollada. Angulo del corvejón de 140°, metacarpo corto y levemente inclinado con respecto al suelo. Pies pequeños, con dedos cerrados y curvos los anteriores y, los posteriores, con dedos más largos.

Cuerpo. Tórax que desciende hasta los muslos, con una profundidad similar a la mitad de la alzada a la cruz. Costillas bien arqueadas pero no redondas, que se extienden hacia adentro. Costados cortos cerrados y tensos, levemente retraídos. Dorso corto, recto, ancho y musculoso, con cruz bien marcada. Grupa musculosa un poco inclinada y ancha.

Cola. De inserción bastante alta. Cortada de modo que se lleve hacia arriba.

Pelaje. Corto, brillante y adherente. Color, del amarillo al leonado, a veces atigrado, es decir, con franjas transversales oscuras o negras que corren en la dirección de los muslos. Máscara negra sobre el hocico

NECESIDADES ALIMENTICIAS. También el Boxer es un perro para el cual es preciso conocer con exactitud las exigencias y necesidades alimenticias sobre todo, durante su primera fase de vida para crear las bases de un desarrollo físico normal. Sus necesidades diarias, en la edad adulta, son de 1.800/2.100 kcal, según el ejercicio físico que realice.

LOS PRIMEROS MESES. La extrema sensibilidad de su carácter hacen que el boxer necesite cuidados atentos en el primer período de vida. Tales cuidados, consistentes fundamentalmente en caricias (tenerlo en brazos, cepillarlo, etc.), deben comenzar a partir de la 4.ª -6.ª semana de vida, con una frecuencia de por menos 10 - 30 minutos al día. Todo esto permitirá exaltar las características del Boxer a través de una "socialización" que llevará al animal a expresar fidelidad, coraje, temperamento sereno, su cariño cuando juega con los niños y, cierta facilidad para ser adiestrado.

CUIDADOS DIARIOS. La capa de pelo liso del Boxer, exime a sus propietarios el tener que quitar "masas" de pelo esparcidas por la casa. Esto tiene además la ventaja de impedir que penetren en el pelaje parásitos externos, polvo y suciedad. Es conveniente el empleo de un guante para frotar su pelo liso.

ENFERMEDADES. Estando el Boxer difundido por todo el mundo, muchos son los estudios que se han realizado sobre las enfermedades que afectan a esta raza. Enumeraremos a continuación algunas de estas afecciones, con la certidumbre de no ser completos y la esperanza de no asustar a quien ya posee un boxer y sobre todo, a quien desea tener uno. El Boxer en edad avanzada, presenta una marcada predisposición a formas tumorales. Se trata de nódulos consistentes que pueden formarse en cualquier parte del cuerpo. Deben ser extirpados quirúrgicamente teniendo en cuenta de que el 30 % de éstos, pueden tener carácter maligno.

Una forma neoplástica más rara, en común con otras razas braquicéfalas pero de tipo benigno y de característica fibrosa, se localiza en las encías. La hembra del boxer presenta, a veces, síntomas en la vagina que aparece notablemente tumefacta con prolapso de la mucosa por hiperestrogenismo. La terapia aconsejada es a base de progesterona, o quirúrgicamente mediante una ovariectomía. Se observa en el Boxer, siempre más frecuentemente que en otras razas, una colitis crónica ulcerativa que determina, en los ejemplares menores de dos años, una eliminación de heces blandas y malolientes. En este caso se aplica una terapia antibiótica por vía bucal.

Entre las enfermedades que pueden afectar al Boxer anciano, merece ser mencionada una falsa epilepsia por falta de calcio y vitamina B. La terapia consiste en una inyección endovenosa muy lenta de 5 - 20 ml de gliconato de calcio al 10 % a la cual sigue el suministro oral de cápsulas de calcio gliconado y vitamina B.

4 de septiembre de 2011

AKITA INU



Imponente y sólido, con una altura media de 67 centímetros, tiene un aspecto compacto con óptimas proporciones. Durante muchos siglos ha sido utilizado en la caza mayor y también para el combate. A un coraje excepcional se une un carácter dócil que, en ocasiones, puede volverse impetuoso. Es una raza protegida por el gobierno del Japón que garantiza su continuidad.

Su país de origen es el Japón y, más específicamente, la región de Agita, de la cual toma su nombre, en la isla de Honshu. En Europa puede decirse que ha aparecido hace poco tiempo donde está obteniendo una difusión cada vez creciente aunque todavía pueda considerarse algo limitada.

Perro de tamaño mediano muy compacto y sólido, está provisto de una tupida capa con pelo duro de longitud media dotado de subpelo duro y fino. Su color puede ir del blanco al rojo, del negro al atigrado e incluso tener manchas. Presenta hocico fuerte y puntiagudo, ojos más bien pequeños y de forma triangular, orejas erguidas e inclinadas ligeramente hacia adelante. El tórax bien desarrollado y los miembros fuertes, dan a este perro un aspecto de gran solidez. Resulta característica la posición de la cola que siempre debe llevar enroscada sobre el lomo.

Su carácter tiene origen en la utilización que se le daba antiguamente, es decir, el combate. Fiero, decidido e impetuoso, es extremadamente dócil y afectuoso con los amos con los cuales gusta jugar. Muy amante de los niños se convierte, cuando está en acción, en un feroz e indomable guardián, por experiencia propia los dueños de este tipo de perro deberían efectuar un adiestramiento para controlar el impute a veces tozudo de este noble animal.

Puede vivir perfectamente al aire libre debido a la protección que le proporciona su pelaje. Por estas características y, naturalmente por su bello aspecto, se está convirtiendo, cada vez más, en un perro muy apreciado y antes de ser conocido en Europa ya lo era en otros países como los Estados Unidos y el Canadá.

Perro de constitución muy sólida bien proporcionado, de aspecto imponente y elegante, majestuoso e imperturbable. Muy inteligente, tiene un carácter prudente y dócil pero sin embargo impetuoso.

Altura y peso. Para los machos, la alzada a la cruz es de 63 a 69 cm. y de 57 a 64 cm. para las hembras. El peso, no establecido por los estándar oscila presumiblemente, entre los 30 y los 40 kg.

Cabeza. Trufa gruesa y negra a veces incluso de color carne, especialmente en los ejemplares de pelo blanco. Caña nasal recta y corta. Labios bastante finos. Hocico potente y putiagudo con mejillas bien proporcionadas. Dientes sólidos y sanos que no sobresalen en absoluto. Escotadura naso frontal (stop) muy marcada. Cráneo grande con frente larga y hendidura central netamente marcada.

Ojos. Pequeños y un poco triangulares de justa distancia entre sí y de color marrón intenso.

Orejas. Relativamente pequeñas y gruesas de forma triangular y ligeramente redondeadas en la punta, bien erguidas y un poco inclinadas hacia adelante, bastante distanciadas entre sí.

Cuello. Grueso y potente, bien proporcionado con el resto del cuerpo.

Cuerpo. Tórax profundo, pecho bastante redondeado y bien desarrollado. Cruz larga y alta, dorso recto y plano. Vientre retraído. Lomo ancho y fuerte.

Extremidades anteriores. Hombros potentemente desarrollados. Antebrazos rectos y gruesos, codos bastante altos y bien adheridos al tronco, metacarpos algo inclinados.

Extremidades posteriores. Muslos largos, piernas cortas. Corvejones fuertes y elásticos, metatarsos inclinados.

Pies. Gruesos, con dedos bien cerrados, compactos, y uñas duras, preferiblemente oscuras. Plantas duras y resistentes.

Cola. Gruesa y fuerte con una longitud que llega hasta el corvejón. Se mantiene siempre levantada formando un anillo que puede estar girado tanto a la derecha como a la izquierda.

Pelaje. Duro de longitud media. Subpelo fino y denso. El color varía entre el pimienta y el sal, pimienta negra, pimienta roja, atigrado, rojo, negro, blanco, blanco con manchas.

ALIMENTACION. Las necesidades de este perro son elevadas sobre todo, cuando está sometido a un continuo ejercicio físico. La aportación diaria debe ser de 2.600 kcal (kilo calorías). La alimentación del Akita lnu puede ser tanto a base de carne como de pescado pero lo más importante es que se le suministren vitaminas A y H necesarias para un perro tan abundantemente provisto de pelo y de subpelo. En efecto, es conocida la beneficiosa acción de la vitamina A sobre la actividad de las células epiteliales de la piel mientras que la vitamina H, además de ser útil para aquélla, también lo es para el pelaje. Si la dieta es a base de pescado crudo, resulta conveniente integrarla con vitaminas del grupo B para evitar una enfermedad nerviosa muy grave denominada "parálisis de Chastk" cuya causa es precisamente la carencia de vitamina B, debida a una enzima presente en el pescado.

CUIDADOS DIARIOS. El pelo debe ser cepillado por lo menos una vez al día lo que resulta particularmente importante para un perro con una capa tan abundante porque: 1.º - permite al propietario un control sobre la presencia eventual de algunos parásitos molestos, como pulgas, piojos, ácaros y garrapatas; 2.º - estimula la circulación sanguínea periférica manteniéndola más activa; 3.º - elimina caspa, polvo, espigas y eventuales pelos muertos ya separados del bulbo evitando, de esta manera, la posibilidad de que una materia semejante se convierta en substrato de crecimiento de gusanos.

3 de septiembre de 2011

CANELO


“Canelo” era el perro de un hombre que vivía en Cádiz a finales de los 80.Seguía a su dueño a todas partes y en todo momento. Este hombre anónimo vivía solo, por lo que el buen perro era su más leal amigo y único compañero.
Cada mañana se los podía ver caminando juntos por las calles de la ciudad cuando el buen hombre sacaba a pasear a su amigo. Una vez a la semana uno de esos paseos eran hacía el Hospital Puerta de Mar, ya que debido a complicaciones renales el hombre se sometía a tratamientos de diálisis.
Obviamente, como en un hospital no pueden entrar animales, él siempre dejaba a Canelo esperándolo en la puerta del mismo. El hombre salía de su diálisis, y juntos se dirigían a casa. Esa era una rutina que habían cumplido durante mucho tiempo.
Cierto día el hombre sufrió una complicación en medio de su tratamiento, los médicos no pudieron superarla y éste falleció en el hospital. Mientras tanto “Canelo” como siempre, seguía esperando la salida de su dueño tumbado junto a la puerta del centro de salud. Pero su dueño nunca salió.


1 de septiembre de 2011

Unidades guías canino CNP

UNIDADES DE GUÍAS CANINOS


Policías educadores y guías exclusivos en la actuación de perros adiestrados para la localización de personas, droga y explosivos.

Otra de las unidades especiales del Cuerpo Nacional de Policía, cuya característica fundamental es la utilización de los perros, en diversas tareas policiales, especialmente en colaboración y apoyo de otras unidades y tareas policiales especiales (Desactivación de Explosivos, Estupefacientes, Protección, salvamento y socorrismo, contención de masas, etc.)




El 1 de enero de 1.945 se creo la Sección de Guías Caninos, ubicándose en Madrid, con 8 perros de raza Pastor Alemán, con la finalidad de luchar contra la delincuencia existente en la época.

Durante 1.945 y 1.946 no existió una organización definida, en la Sección puesto que el número de perros no era constante, incrementándose paulatinamente por la llegada de nuevos canes, hasta conseguir un total de 45 animales, comenzándose el adiestramiento de los mismos en Obediencia, Defensa, Ataque y Rastro, bajo la dirección de un Capitán, Jefe de la Sección, auxiliado por un Brigada del servicio de adiestramiento canino del Ejército alemán.

En 1.947, se crea la Escuela de Adiestramiento Canino de la Policía, componiendo la misma un Capitán, un Teniente un Sargento, siete Cabos y un variado número de Policías en proporción al número de perros.

Las misiones de ésta son la formación de los Guías Caninos, y el cuidado, preparación y adiestramiento de los perros en las mencionadas especialidades para la realización de servicios de custodia de polvorines y persecución de huidos y la reproducción y cría de ejemplares. En un principio se contó con perros de la raza Pastor alemán, incorporándose posteriormente otras razas como el Airedale terrier el Doberman Pinscher y el Boxer, que actualmente están en desuso.

Durante los años 1.945, 1.946, 1.947, y 1.949, perros de esta Escuela fueron agregados a las Comandancias de la Guardia Civil de Granada, Ávila, Orense, Lugo, La Coruña y Oviedo, siendo tan eficaces sus resultados que en el año 1.950 la Guardia Civil crea su propia Escuela de Adiestramiento, formándose sus monitores en la nuestra. Por ello podemos sentirnos orgullosos de ser el primer Cuerpo policial español que ha tenido estos animales en servicio y ha sido nuestra Escuela la que ha formado a los demás. (Podemos citar que tanto la Policía Autónoma Vasca como los Mozos de Escuadra (Policía Autonómica de Cataluña) formó a los primeros integrantes de sus Unidades Caninas en nuestra Escuela, en el año 1.991)

Con el devenir del tiempo, la especialidad se fue acoplando a las nuevas necesidades operativas, incrementándose las tareas, en función del cambio en la delincuencia, las modernas formas de criminalidad y en los actuales requerimientos sociales.  



Así en enero de 1.973 un Sargento americano de la Base de Torrejón de Ardoz dona a la Policía Española, un perro de su propiedad, de la raza Pastor alemán, adiestrado en la detección de drogas, siendo asignado a un Guía que se hace cargo del mismo y realiza un Curso sobre los métodos que se emplean para el adiestramiento en dicha Especialidad, impartido por militares americanos en la propia Base. En 1.975 se realizan los primeros servicios en esta Especialidad, dado que el tráfico y consumo de sustancias estupefacientes, principalmente hachís, empieza a ser un problema preocupante en nuestro país.

A raíz de los atentados terroristas con explosivos que se perpetraron a principio de los años 70, se vio la necesidad de adiestrar perros en la detección de este tipo de sustancias, comenzando la operatividad en este campo en 1.976, con un pequeño contingente de funcionarios y perros, viéndose incrementado paulatinamente el número de estos a medida que los grupos terroristas aumentaron su actividad. En 1.994, a pesar de tener operativos perros de rastreo, se comienzan a adiestrar perros en la especialidad de rescate de personas en escombros y grandes superficies, con técnicas diferentes a las que se estaban utilizando hasta ese momento.

La efectividad de la Especialidad de Guías, demostrada en innumerables servicios, hace que la misma se vaya expandiendo por todo el territorio nacional, creándose las siguientes Unidades:

·        Año 1.989: Barcelona y Sevilla

·        Año 1.990: Bilbao, La Coruña, Las Palmas, Málaga, Valencia

·        Año 1.993: Oviedo y Zaragoza.

·        Año 1.996: Algeciras, La Línea de la Concepción y Madrid (Jefatura Superior).

La Sección de Guías Caninos de la Comisaría General de Seguridad Ciudadana, cuenta con perros adiestrados en las especialidades de:

Detección de drogas.

Detección de Explosivos

Defensa y ataque.

Rescate (búsqueda y localización de personas en superficie o en escombros).

Su ámbito de actuación es en todo el territorio nacional.

Las Unidades Periféricas cuentan solamente con perros adiestrados en la detección de drogas o explosivos, si bien, las de mayor entidad poseen perros de acompañamiento para realizar servicios en los campos de fútbol, o en grandes concentraciones de masas.

Su ámbito de actuación preferente se circunscribe a la demarcación de la Jefatura Superior correspondiente.
Las Unidades Periféricas pueden tener entidad de Grupo Operativo, al mando de un Inspector, o Subgrupo Operativo, al mando de un Subinspector, atendiendo al número de funcionarios que las componen.
Todos los funcionarios adscritos a Guías Caninos, son responsables de dos perros. Los Guías de Sección Central, especializan a uno de sus canes en la detección de explosivos y el otro en cualquiera de las áreas de trabajo de la Sección (drogas, defensa o rescate), mientras que en las Unidades Periféricas se especializan en explosivos y drogas.

Las misiones que se desempeñan son las siguientes:

Detección de explosivos: Servicios de carácter preventivo y amenazas de bomba, reales o simuladas.

Detección de drogas: Colaboración y apoyo con los Grupo de estupefacientes de toda España. Estos perros se emplean de forma preventiva en estaciones de tren y de autobús, barcos, centros docentes o puntos considerados "calientes".

Defensa y ataque: Disuasión de perturbadores del orden en encuentros de fútbol u otros acontecimientos de masas considerados conflictivos o de alto riesgo.

Rescate: Localización de personas sepultadas bajo escombros por catástrofes naturales o provocadas. Localización de personas en grandes superficies.
fuente: http://www.terra.es/personal7/hispapolis/pag%28s%29.htm