27 de mayo de 2013

¡No somos iguales!

¡No somos iguales!
D. Antonio Pozuelos J. de Cisneros

Hasta ahora, he hablado de las primeras etapas de la vida de nuestro Truco como si todos los perros fuesen iguales. Básicamente lo son pero, sus diferencias en cuanto a comportamiento, vienen impuestas por la raza, individuo y sexo. En todos los libros que escribo, tiendo a estereotipar el comportamiento canino en el individuo de la raza Pastor alemán no tanto porque sea el más numeroso como porque esta raza, es la número dos en todas las disciplinas en las que es empleada. Este perro no es el primero en nada pero es el segundo en todo, es decir, puede ser empleado en defensa y como lazarillo, en rastro o en guarda, en caza o en pastoreo, en labores policiales o como canguro para niños. Aparte de la utilidad de esta raza, está la "deformación profesional" del escritor que suscribe que, en sus ratos libres, cría ejemplares de Pastor alemán. En mi consulta de comportamiento atiendo a toda clase de perros y eso me lleva a la conclusión de que el que menos guerra da es este buen pastor.
No hay tanta diferencia, en cuanto a comportamiento, entre individuos de distinta raza como entre macho y hembra de la misma. Esto ocurre entre todos los mamíferos, incluidos nosotros, y está marcado por el dimorfismo sexual de la especie (1). Las conductas de macho y hembra obedecen a la necesidad de adaptación, son siempre complementarias y hacen pensar que si la hembra hace esto o aquello o el macho lo otro, se están comportando de la mejor forma posible cara a la evolución. Darwin decía que si un individuo, de cualquier especie, está aquí y ahora es porque está adaptado y elegido por la Selección natural que no es ni más ni menos que la supervivencia del más apto.
Cuando doy clases de Etología y caigo en la tentación de extrapolar conductas universales a la especie humana, invariablemente soy acusado de machista por mis alumnas. Trato de explicar, sin éxito, que las conductas de otorgamiento de cuidados parentales de las hembras son tan importantes como la consecución de recurso y esfuerzo de emparejamiento del macho ya que al final, el esfuerzo reproductor de los dos, es el mismo. En nuestra sociedad humana, en la cual se integra la canina, el machismo y el feminismo actúan como corrientes mediáticas en cualquiera de nuestras actuaciones. Es lógico que esto ocurra debido a la evolución de nuestro intelecto pero, lo que no entiendo es que se regañe a un perro por licitar conductas altamente competitivas o a una perra por someterse al líder de la manada. Ambos están haciendo lo que deben y a ellos, nuestras corrientes filosóficas, les importan un pito ya que solo tratan de buscar las mejores soluciones a los problemas de supervivencia y reproducción.
El macho Truco y la hembra Kika.
Las conductas a las que me refería antes, las sexualmente dimórficas, aparecen pronto en la vida de nuestros cachorros. Cuándo acaba el periodo crítico, ya comenzamos a notar diferencia comportamental entre Truco y Kika... ¿Por qué?. Porque comienzan a entrenarse en las habilidades necesarias para llegar a adultos de distinto sexo. Normalmente nuestros niños, cuando empiezan a jugar, lo hacen con un palo, espada u otro objeto ofensivo. Tampoco tienen empacho en probar su capacidad de depredación frente a un compañero de juegos atizándole con su arma. Se están preparando para competir. Nuestras niñas tienden a inventar juegos más apacibles en los que los muñecos (simulacros de cachorro), son objeto de incipientes cuidados parentales así como el juego de "casitas" que no es más que el aprendizaje de su "ordenación territorial". ¿Esto es malo?. Considero que en ninguna especie es perjudicial que el individuo estimule el aprendizaje de los patrones de conducta necesarios para su supervivencia. Lo malo es convencerlos de que no hay otras formas de conseguir el éxito, sobre todo en la humana.
¡Dejadme solo!.
Esta frase, en España, es muy utilizada por el que pretende enfrentarse, en solitario, al peligro. En el Arte de la Tauromaquia es empleada por el Maestro matador (líder de la cuadrilla) cuando, después de tentar al toro, averigua el peligro que el animal realmente posee y decide enfrentarse a él para realizar "la faena". El torero, en este caso, actúa como el Alfa de manada que percibe la amenaza de un intruso en el territorio. Su obligación de líder es comenzar el combate en solitario protegiendo a sus hembras y cachorros de la depredación e incluso, de su propia sustitución. Si el lector posee más de un perro observará como es el individuo Alfa el que trata de llegar antes a la situación de conflicto. Cuándo alcance el objetivo tratará de apartar a los más débiles de su manada, solo que en su lenguaje, con un mordisco de aviso.....¡Dejadme solo!.
Normalmente esta conducta la presentan los machos. Son más grandes, competitivos y su Testosterona se manifiesta con más facilidad. Cuando el macho se retira para dejar sola a la hembra, debemos pensar que es esta la Alfa de la manada. Suele pasar cuando es la hembra la que cría al macho desde cachorro y, aunque su tamaño sea menor, la antigüedad en el territorio se ha convertido en un potente factor de dominancia.
Los machos de esta forma, van aprendiendo a "invertir" en su progenie ya que, al fin y al cabo, son los portadores de sus genes mientras las hembras se convierten en el último bastión defensivo de sus cachorros y de su propio territorio.
Aprendiendo a seleccionar.
Nuestra Kika va acabando su periodo juvenil y va entrando en un estadío fundamental en la vida de cualquier animal, la reproducción. Para ello ha sobrevivido impidiendo la depredación y buscando recurso. Sus genes le empujan a buscar el compañero ideal, el que posea el mejor material de transmisión para unirlo al suyo e inmortalizarse en la generación siguiente.
Decía en artículos anteriores que nuestros cachorros de ambos sexos, a partir de los cuatro meses ya habían comenzado a licitar conductas sexuales mas o menos molestas para la sensibilidad de algún dueño. Ahora, la protagonista de la primera fase de la reproducción es nuestra perra ya que tratará insistentemente de "elegir pareja" y, casi siempre en contra de nuestras preferencias.
Fisiológicamente no es recomendable que se aparee hasta su segundo o tercer ciclo estral ya que, en el primero (sobre los 10 meses) su organismo no ha completado el crecimiento y madurez. Aún así, ella tratará de conseguir su máxima eficacia genética o éxito reproductor (2) intentando copular en el primer celo. Esta insistencia y la falta de acuerdo con su dueño en la elección del semental adecuado serán casi siempre el primer motivo de desavenencia entre Kika y usted. Quizás a ella no haya tenido que recordarle las jerarquías como a Truco pero seguro que tratará de buscar novio en contra de nuestras preferencias, ¿Por qué?. Cuando nosotros elegimos pareja para nuestra perra, lo hacemos en base a unos parámetros humanos. Debe ser el hijo de Tal o Cual campeón, tener los ojos más o menos oscuros, el color del manto fuerte o difuminado y un montón de caracteres fijados por los jueces en los patrones estándar de los clubes. En esta selección nos olvidamos de algo fundamental y es que los verdaderos especialistas en perros no son los jueces, son las perras.
La Selección sexual es un tema tan apasionante que los mejores etólogos han gastado parte de su vida en tratar de responder a la pregunta. ¿Por qué la hembra elige a ese macho y no a otro?. Sus teorías son tan hermosas y geniales como la de Fisher: la hembra selecciona a los machos más vistosos para que sus hijos también sean seleccionados y ella de esa forma sea una madre y abuela feliz con mucha descendencia. Moller en 1991: la simetría de los machos es un buen exponente de su capacidad para cazar u obtener recurso y por lo tanto, un macho simétrico será el seleccionado.
Zahavi en 1977. Teoría del Handicap: Si un macho tiene un problema y, a pesar de él sobrevive, ese el mejor. Hay un muchas más y casi todas se adaptan más a una especie que a otra sin excluirse pero en resumen, nuestra kika seleccionará al macho que posea mas recursos, otorgue mejores cuidados parentales a los cachorros y tenga un status social elevado.
Todos estas exigencias de Kika se resumen de esta forma: ella busca al macho más apto, el que mejor resuelva los problemas de supervivencia y reproducción.
Grave problema el planteado por Kika en contraposición a las recomendaciones de los jueces del Club. Todos los criadores hemos visto con desesperación como nuestra perra hacía caso omiso del caro semental y terminaba siendo inseminada a la fuerza ante su insistencia en pelearse con él. Nuestra Kika es capaz de despreciar al Campeón y ofrecer su monta a un chucho callejero. Su elección es la adecuada, no le quepa al lector la menor duda, pero nosotros despreciamos la Selección Natural a cambio de otorgarle cuidados, evitarle la depredación y solucionarle los problemas de recurso. Sin esta ayuda, quizás Kika no estuviese entre ese 20% de elite que llegan sanos a la reproducción cuando se encuentran en libertad. ¡Cosas de la Simbiosis!.
¿Por qué Truco monta a cualquier hembra y kika es tan exigente?
Creo que el lector habrá averiguado la respuesta global a esta pregunta pero, yo quiero desmenuzarla en aras de la perfecta comprensión de nuestros compañeros de viaje.
En primer lugar, el macho de la especie canina es poligínico, es decir, en libertad su sistema de emparejamiento ideal sería el de varias hembras para él solo. Esto no quiere decir que lo consiga ya que la hembra se encargará de que el padre de sus cachorros invierta en ellos todo su recurso, protección y cuidados.
En segundo lugar Kika, como se dice en Etología, es un recurso escaso. En la Facultad hicimos los cálculos aproximados de las hembras que podían ser preñadas por un solo semental a lo largo de su periodo activo y resultó que un solo perro podría haber preñado a todas las perras que han nacido desde que se formó la especie sin más requisito que el de la fertilidad de todos sus espermatozoides. Kika solo podrá concebir unos 160 cachorros en toda su vida frente a los casi infinitos de Truco. El óvulo de Kika debe ser "mimado", los espermatozoides de Truco tienen poco valor porque hay muchos, la eficacia genética de Kika se basa en que esos pocos cachorros sean de la mejor calidad y la de Truco en tener muchos. Como dato curioso, en nuestra especie pasa algo parecido ya que un macho puede fecundar a todas las hembras nacidas desde Eva mientras una mujer solo puede concebir un máximo de 30 hijos. ¿Acaso el lector piensa por esto que somos los varones los seleccionados por la mujer y no los "conquistadores"?. ¡Acertó!.
El tema de la reproducción y de las conductas sexualmente dimórficas es tan importante en la vida de nuestros perros que merece una ampliación en siguientes artículos.
(1).- El dimorfismo sexual de una especie es la relación entre el peso del macho y el de la hembra. Aparte de esta diferencia corporal, aparecen conductas diferenciadas entre ambos especímenes. A esas conductas se les llama: sexualmente dimórficas.
(2).- La eficacia genética mide la capacidad que tiene un individuo para transmitir sus genes a la siguiente generación. Es una función de la Aptitud.

D. Antonio Pozuelos J. de Cisneros

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